(Por Pablo Burgués)

Como ya te empecé a contar en el post anterior (que puedes leer Aquí), existe un grupo de simpáticos seres humanos que aseguran que Aníbal Barca, el famoso estratega militar que cruzó los Alpes en elefante con el loable objetivo de hinchar a los romanos a bofetones, no era cartaginés sino ibicenco. Pues bien, los defensores de esta arriesgada teoría se dividen en dos sub-grupos: los muy atrevidos que dicen que el zagal nació en Ibiza por una mera casualidad marítimo climatológica y los muy muy mucho atrevidos de Dios y olé que aseguran que no es que el muchacho naciera aquí por una jugarreta de azar, sino porque toda su familia all together now era payesa. Esta segunda versión es la que nos va a ocupar en el día de hoy y dice tal que así:

La familia Barca llevaba viviendo en la Ibiza exactamente la ostia de tiempo, tanto que cuando sus antepasados pisaron la isla por primera vez la discoteca DC-10 se llamaba DC-VII (Lo sé, la broma es cutrísima pero estas mierdas me pueden… No volverá a pasar).

Bueno a lo que estamos, que Amílcar Barca, el cabeza de familia, estaba pocho de pasta y como muestra de su poderío se había construido un indecente “Can Soplón” con solárium, terrarium y una tremenda infinity acequia included. A pesar de que él afirmaba que toda su fortuna procedía de sus gloriosos años al frente del ejército cartaginés, las malas lenguas aseguraban que Amílcar no era trigo limpio y que todo su dinero se debía a la suerte del hijo tonto.

Según esta teoría, cuando antaño un hombre estaba cerca de quedarse muñeco y preparaba su testamento, lo normal era que le dejase las tierras del interior, más fértiles y ricas en nutrientes, a su hijo más inteligente y amado. El hijo tonto por su parte tenía que conformarse con las tierras junto a la playa, secas y baldías. Pero el siempre jocoso azar quiso que con el boom del turismo fueran los terrenos cercanos a la costa los que se dispararon de precio y esta es la razón por la que se dice que en las zonas costeras los ricos son los hijos tontos.

Yo no sé si Almícar Barca era un hijo muy listo a muy tonto, pero la verdad es que el tipo era dueño de toda playa de En Bossa, desde el Hard-rockum Hotelae hasta el Bora Borum. (Mierda, he vuelto a hacerlo… Humor de brocha gorda abandona este cuerpo!!!!!). Bueno resumiendo, que el hombre estaba pocho de sestercios y todo en la vida parecía sonreírle, más aún en aquella primavera del año 247 a.c. en la que su mujer le comunicó que estaban embarazados de su primer hijo al que llamarían Aníbal. Sin embargo había un pequeño detalle socio político que no dejaba a la familia dormir a tope limón.

Una tremenda sequía estaba azotando el mediterráneo y el populacho estaba exigiendo a sus gobernantes medidas urgentes para poner fin a aquella situación. Los políticos de la época, mucho más inteligentes y razonables si cabe que los de hoy en día, no tardaron en encontrar una democrática y sensata solución al problema: degollar a los hijos primogénitos de las familias ricas. Según todos los asesores del gobierno este sacrificio de sangre haría que los dioses se pusieran súper contentos y como agradecimiento traerían de vuelta la ansiada lluvia.

Pero el aguerrido Amílcar Barca, a pesar de ser un demócrata convencido no estaba muy por la labor de que dieran matarile a su hijo, así que cuando su mujer estaba a punto de parir se subieron a un barco y se escaparon a la isla de Sa Conillera (costa noroeste de Ibiza). Y allí en un fría cueva nació Aníbal.

Los meses siguientes fueron muy convulsos ya que las familias ricas comenzaron a manifestarse en contra de la salvaje medida llevada a cabo por el gobierno para frenar la sequía. Los políticos no tardaron en reconocer su error y tras declarar inconstitucional y salvaje el sacrificio de niños ricos decidieron sustituir la medida por otra mucho más sensata y humana: sacrificar a los primogénitos de hijos de los esclavos.

Esta medida propició la vuelta de la familia Barca a Ibiza e hizo posible que el joven Aníbal creciera fuerte y sano y pudiera más tarde conquistar a golpe de vara media Europa.

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